Conforme avanza tu transición por la vida, te vas dando cuenta de que no eres la misma persona que eras antes. Las cosas que solías tolerar, ahora te pueden resultar insoportables. Donde alguna vez te quedabas callada, ahora hablas con tu verdad y razón. Donde alguna vez peleabas y discutías, ahora eliges permanecer en silencio, no por orgullo o miedo a la derrota, sino por paz mental. Comienzas a entender el valor de tu voz y que hay situaciones que simplemente no merecen tu tiempo, tu energía o tu atención
Con el tiempo aprendes a frenar la lengua, a no reaccionar cada vez que escuchas o ves algo que no te gusta. Entonces, aprendes a alejarte. A evitar esos lugares o personas que te hacen sentir incómoda. Y comienzas a proteger tu paz, tu círculo se vuelve cada vez más pequeño y, a su vez, más saludable. A esto yo le llamo inteligencia emocional. Hay que aprender a elegir las batallas, no todo el mundo merece tu atención
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