Aquí vas de nuevo
empuñando tu taza de café,
para empezar el día.
Abriendo las ventanas,
dejando en el aire un suspiro
y dando gracias a la vida
por un despertar más.
Aquí estás,
frente al espejo
mirando tu rostro
y contemplando tu cuerpo, amandote.
Eres esa especie de mujer empoderada,
de esas damas que a pesar
de traer el alma lacerada
no desisten,
no paran y a la vida
dan su mejor cara.
Eres lucha constante,
eres voz inquebrantable,
eres luz inagotable,
eres latido estrepitoso.
Tú,
mujer de guerra;
de batallas internas.
Tú,
mujer de corazón palpable,
de luz vociferante.
La que en su paso
alimenta al que amaneció con hambre,
la que detiene su andar y al amigo da la mano.
Tú,
la que despierta a diario
y al cielo lanza un te amo. 
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