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Cuesta tanto invertir en una relación que la mayoría se rinde ante de intentarlo.
Hay que cambiar costumbres, crear otras nuevas, presentar a las amistades y a la familia, dedicar un tiempo que apenas tenemos porque lo invertimos en otras cosas. Hay que hacerse entender, aprender a discutir y resolver los conflictos que se presenten. Hay que gustar, amar y dejarse amar. Hay que cambiar los miedos con los que nos vestimos por el valor que guardamos en el último cajón de los sentimientos. Hay que atreverse. Hay que preguntarse, ¿Por qué no? ¿Y qué? ¿Qué más da? Y hay que responderse que no importa lo que pase, lo que digan, lo que piensen, que ésto se trata de tu felicidad, no de contentar a nadie más y que si tú eres feliz, quien te quiere, lo será de verte a ti feliz.
En definitiva, hay que apostar por él y eso supone un riesgo porque no hay garantías de que salga bien. Tampoco las hay de que salga mal. Pero si te planteas disfrutar de cada uno de los momentos que se viven como si fueran una atracción de un parque de atracciones, no dejarás de disfrutarlos, de vivir. Sin miedos. Tu corazón no es tu cabeza. Quizás tu cabeza necesite paz pero tu corazón quiere guerra.
¿Te imaginas encontrarte con alguien capaz de darte todo eso? Pues te aseguro que el miedo se come al amor a bocados.


El amor debe de ser eso, encontrarte con la persona ideal con la que compartir tiempo de vida. Alguien con la que te sientas bien, seguro, en paz. Que parezca que nunca tienes suficiente, ni en besos ni en caricias ni en detalles. No es fácil que un corazón encaje tan bien con otro, pero cuando eso ocurre, qué bonito es, Yo doy lo que soy, me sale de manera natural con las personas que me gustan. Si lo que te doy es suficiente para ti, estarás a gusto teniéndome cerca. Pero piensa en que yo también tengo que sentir lo mismo, eso de que me parezca suficiente como para estar a gusto. Que si no recibo lo que necesito, no me quedo.
Que el amor es dar y recibir.
Que, o es mutuo, o no es.
Ya empiezo a pensar que soy muy raro.
A mí, las relaciones humanas que me gustan, son las que suman. Y si suman, crecen. Y cuando crecen, van a más. Necesitan de más espacio, de más contacto. Una relación que se queda en un chat, no llega lejos, de queda en una pantalla. Y no sé tú, pero yo, cuando veo ilusión, necesito de algo más.
Yo soy de detalles, pero de tenerlos y recibirlos. Me gusta dar atención y que me la den. Me pasa igual que con el tiempo. Veo equilibrio en casi todas las cosas y creo que es así como funcionan bien. Se me van las ganas cuando no las veo en los demás. Si estamos, estamos y si no, prefiero gastar el tiempo leyendo un libro que esperando una llamada que nunca llega.
Que la ilusión, como el amor, o se cuida o se muere. Todo el mundo lo sabe.
Pero debo de ser yo, que soy un poco raro.
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.No sabes lo que enamora que no te rindas nunca, que siempre veas una solución cuando se presenta un problema por sorpresa, que me hagas sentir que a tu lado nada malo nos puede pasar.
.Suena una canción y aparece tu sonrisa que ahora baila con la mía. No hay silencio que tape este deseo ni deseo al que le sobren tus suspiros.

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