Y un día te miras al espejo...
Ya no necesitas escuchar qué guapa estás... Simplemente despiertas con tus ojeras, con tu pelo despeinado, con tu pijama y te sientes hermosa. Ahí empieza el amor propio.
Una mentira piadosa casi siempre oculta
una verdad amarga.
Y me dije a mi misma: "Mi misma, tu no estás gorda... tú estás doblemente buena".
No hay comentarios:
Publicar un comentario