Perseguimos una Luz,
una estrella.
Sin saber qué ha muerto,
apagando nuestra vela.
Perseguimos sueños,
muchas veces quimeras.
Ilusos, nos llaman.
Pero la vida sin ilusión,
es esa vela que se apaga.
Tal vez solo haya que seguir andando.
Disfrutando el paisaje,
disfrutar siendo acompañado.
Disfrutar de risas durante el viaje,
pararte a respirar, vaciar mochila...
Simplemente coger aire.
Y es que ya lo decía Machado.
Caminante no hay camino...
Y una vez hecho el sendero,
siéntete orgulloso.
Lo has labrado con tus dedos,
con tus llagas, con tus errores...
Y sobre todo tus aciertos.
Solo hay una norma:
No dejes de andar si La Luz se apaga.
Quizás no naciste estrella.
Pero busca siempre encender tu propio brillo.
Por qué si dudas, la noche se alarga...
Y en la oscuridad,
todos necesitamos lazarillo.
El mundo necesita más personas con cicatrices que personas rotas.
Las cicatrices indican persistencia, voluntad y ganas de solucionar. Alguien que ha cicatrizado busca la solución, no romper.
Las personas rotas no sienten más allá de sus poros. Rompen por qué han sido rotas o no satisfechas. Y no nos damos cuentas que para que nos satisfagan... Debemos satisfacer.Caerse. Levantarse.
Llorar. Reír.
Amar. Odiar.
Pero al final queda
lo que demostramos al sentir...
Pensar menos. Sentir más.
Más empatía y menos dolor. Más ver que hacen por uno, y menos que no se hace. Habría un mundo más feliz, humilde y bonito.
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