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Se llama calma y me costó muchas tormentas.
y cuando desaparece.... salgo otra vez a su búsqueda
y me enseña a respirar, a pensar y repensar.
Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar.
Llega con los años cuando la ambición de joven, dan lugar a más silencios y más sabiduría.
Cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.
Cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.
Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.
Cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañia o el ruido del mar.
con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.
Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…




Me tomo mi café del día para calentar motores. Me espera un largo día en mi casa ordenar armarios, limpiar cristales y mi paseo diario, que poco a poco vuelve a una normalidad extraña, pero normalidad al fin y al cabo.
Vuelve la bulla, el ruido, las carreras, los jovenes... Vuelve esa vida que se acelera y se frena desde que hace casi dos años un virus nos desdibujo la vida, los planes y los sueños.
Miro el calendario y pienso como canta Serrat que hoy puede ser un gran día o por lo menos yo me lo voy a plantear así. Voy a dejar al salir por la puerta mi cansancio, mi noche insomne... Y voy a salir vestida de fiesta con mi mejor sonrisa a dejar que la vida, si ella quiere, me bese en los labios y sino que el fin del mundo sea cuando sea me pille bailando.




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