Se acerca el fin de semana y agosto a su meridiano. El calor nos acompaña, me levanto aletargada y el café me prepara para el día. Miro por la ventana y observo a un mirlo que va saltado entre los surcos del huerto mientras el aspersor que lo riega le baña el plumaje. Observo las cosas sencillas de la vida que me hacen feliz.
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