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Pensamientos

 


Me gusta aferrarme a las cosas. Solo a las que valen la pena. Las que removieron mi mundo por dentro, o por fuera. Las que marcaron un antes y un después en mi historia. Me gusta aferrarme a ellas y no terminar de soltarlas. Porque también sé que cuando suelto, lo hago de verdad, sin mirar atrás. Y nunca vuelvo. Quien dice cosas dice personas.

No siempre digo las cosas correctas. No soy la mujer más hermosa del mundo, pero soy YO.
Soy demasiado directa hablando y me callo lo justo. Cabezona, impaciente, impredecible.
He perdido a veces como mujer, madre, hija y amiga.
Tengo alguna cicatriz en el cuerpo, y alguna más de las otras. Las que cuentan mi historia.
Algunas personas me aman, a otras solo les gusto y otras me odian. Pero no pretendo ser alguien que no soy.
Puedes quererme o no....no pasa nada.
Pero si te quiero, lo hago con todo mi corazón y ahí te quedas para siempre. Asi que no me falles.



A lo largo de nuestra vida nos cruzamos con miles de personas. La mayoría pasan de puntillas. Miles de rostros desconocidos que en algún momento se cruzaron en tu camino.
Solo los mejores se quedan y tienen su sitio. No importa el orden en el que llegaron.
Y entre todos esos, están las personas talismán. Una o varias. Personas que llegaron de una manera especial y sin avisar.
Que pusieron todo patas arriba o te ayudaron con el desastre.
Que con solo agarrar su mano, sabes que se quedarán para siempre. Y en ese momento, tiene un nuevo significado.
Por más vueltas que de el mundo, siempre estarán ahí. Y es mutuo. Inevitable. Conexiones que solo se ven cuando esas personas están juntas. Eso es magia.
Todos tenemos un talismán. Seguro que alguien a venido a tu cabeza sin avisar.

 
Nos enamoramos y hacemos ver que nos da igual. Vamos poco a poco, no te vaya a decir te quiero demasiado pronto, no nos vayamos a precipitar.
Como si esto que te sale del corazón fuese agua del grifo. Ahora lo caliento, ahora lo enfrío. Ahora le doy a chorro. Ahora gota a gota.
Y el día menos pensado se te olvida quitar la llave de paso y te encuentras flotando empapado en medio de tu propia soledad.
Uno no elige cuándo ni de quién se enamora. Como tampoco se puede elegir la velocidad. Sale o no

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